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El plagio de EPN o cómo tener un cargo que no mereces.

"Hay dos formas de afirmar que el plagio no es un problema: no verlo por ninguna parte o afirmar que está en todos lados". Michell Schneider, Voleurs de Mots (Palabras Robadas).


Si EPN estudiante al hacer su tesis (algo básico para un universitario) tuvo que refugiarse en la trampa, tenemos entonces la certeza de que en EPN presidente recae una responsabilidad que es infinitamente superior a sus capacidades.


Si a la gente no le escandaliza que un Presidente de la República haya plagiado su tesis, entonces estamos frente a una plena distorsión de lo que debería ser un recto sentido de la ética. Plagiar es robar. Plagio viene del latín plagiariis y que en la antigüedad se espetaba a quienes robaban niños, según afirma Ana Laura Nettel Díaz, Doctora en Derecho y Profesora Investigadora de la UAM-A en su artículo “Derecho de Autor y plagio”. Incluso en la actualidad para hablar de secuestradores nos referimos a ellos como plagiarios.


En dicho artículo se demuestra que si bien plagiar no es un delito per se, sí se violan los derechos de autor al usar textos sin autorización o referencia; tal como hizo EPN ladrón y aunque sólo existe la sanción de pena pecuniaria (económica), exhibe perfectamente y en su exacta dimensión al plagiario. En este sentido, la Ley Mexicana de Derechos de Autor acepta la cita de textos “siempre que la cantidad tomada no pueda considerarse como una reproducción simulada y sustancial del contenido de la obra”. Los textos que plasmó en su tesis EPN estudiante, son extractos idénticos de las obras originales. Robó, pues.


En países un tanto más avanzados en transparencia, rendición de cuentas y normalidad democrática han existido renuncias de gobernantes que plagiaron una obra. Karl Zu, ministro alemán de Defensa, dimitió al cargo tras ser acusado de plagiar su tesis doctoral; lo mismo que la ministra alemana de Educación e Investigación Científica, Anette Schavan, que se separó del cargo por plagiar pasajes de su tesis; y es que gobernar incluso bajo sospecha no es moralmente posible, el sospechoso debe renunciar para no entorpecer las investigaciones además de que es insostenible que un líder no predique con el ejemplo.


Incluso, en el mismo artículo, Ana Laura Nettel habla de cómo se ha normado el grado de plagio en otros países, nos muestra también una tabla con la Tipología del Plagio en el que podemos recurrir a él en caso de querer descubrir qué tanto se plagió una obra. (Nawrocki / Maural-Indart). Créanme, no tiene desperdicio.


Finalmente, aunque el plagio no tenga consecuencias legales, sí es moralmente reprochable sobre todo cuando te ostentas como el gran reformador de la educación en México que impulsa evaluaciones para profesores (so pena de despido si no son satisfactorias). Ahora EPN presidente deberá pensar dos veces antes de pronunciar un discurso donde las palabras rectitud, ética, moral, honestidad, responsabilidad, estado de derecho y liderazgo aparezcan en él. De la Reforma Educativa (laboral) ni hablemos.


Y para quienes el reportaje de investigación, que valientemente realizó Carmen Aristegui y su equipo de profesionales, les parece “no gran cosa” les digo: Yo no necesito ver "algo más grave" para entender que EPN debería renunciar por deshonesto, incapaz y a todas luces, ladrón.

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