Para aumentar su participación en el mercado de bebidas carbonatadas, la Cooperativa Pascual decide lanzar una nueva marca de cola. El desafío fue grande ya que involucraba ingresar a un terreno complejo y altamente competitivo. Como parte de la estrategia de marketing, se eligió un camino más seguro: proteger la nueva marca con otra ya construida: Lulú, que ya es un objeto de culto y un clásico en el mercado mexicano.

Personalidad y comportamiento | Por lo tanto, dado que no es solo un nuevo sabor, se desarrolló una arquitectura de marca completa que nos permitió comunicar los valores del nuevo producto, sino aprovechar todo lo avanzado con la marca Lulu. Para lograr lo anterior, se requería una estrategia de marca completa que le diera su propia identidad y una personalidad única: Lulú Cola debería ser lo suficientemente similar a la actual pero lo suficientemente diferente como para competir fuera de la cartera de sabores existentes. Otro aspecto importante a considerar fue el hecho de que también podría competir en el segmento de mezcladores.

Concepto | La idea se centró en comunicar el contraste y exaltar así la idea de la diferencia. La dicotomía se centró en el color. Por lo tanto, se diseñó una propuesta que a primera vista mostró grandes diferencias; utilizando elementos que, a pesar de su alto contraste, podrían ser complementarios, equilibrados y parte de un ecosistema neutral (al principio) pero que cuando se armonizaron.


Spot vs Videoclip | La propuesta tenía como objetivo romper los paradigmas de comunicación que tradicionalmente acompañan a una cola. Lo normal hubiera sido producir un spot convencional, sin embargo, se decidió hacer un video clip cuyos elementos eran más sofisticados con respecto a lo que generalmente se muestra en un mercado masivo. El resultado fue un lugar visualmente atractivo con códigos sofisticados, pero que creó un buen vínculo con nuestro público objetivo.